La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) ha confirmado que la nave Starliner de Boeing completó su viaje de regreso a la Tierra sin tripulación. Los astronautas Barry Wilmore y Sunita Williams permanecerán en la Estación Espacial Internacional (EEI) hasta febrero de 2025.
El vuelo de regreso fue guiado en remoto. Comenzó cerca de las 16:00 horas del viernes (tiempo del centro de México) y concluyó casi seis horas después, con un descenso controlado en la base espacial de White Sands, ubicada en Nuevo México.
Steve Stich, director de vuelos comerciales de la NASA, ha dicho en una conferencia de prensa que “desde una perspectiva humana, todos nos sentimos felices por el aterrizaje exitoso, pero hay una parte de nosotros que desearía que hubiera sido como lo habíamos planeado.” Expuso que aún tomará «un poco de tiempo» determinar el futuro del programa.
Por su parte, Boeing emitió un comunicado en el que reconoce «el trabajo que hicieron los equipos de Starliner para garantizar un desacoplamiento, desorbitación, reingreso y aterrizaje exitosos y seguros». Añadió que su equipo “revisará los datos y determinará los próximos pasos a seguir”.
Las dudas sobre Starliner y Boeing
La Starliner despegó y alcanzó la órbita con éxito en junio. La tripulación tenía la encomienda de probar las capacidades de extremo a extremo de los sistemas, incluidos el de lanzamiento, el acoplamiento y el regreso a la Tierra. La misión duraría una semana, pero se extenderá por más de ocho meses debido a problemas técnicos. Cinco de los 28 propulsores de la cápsula dejaron de funcionar antes del proceso de acoplamiento con la EEI. El inicio del trayecto a la Tierra fue el último momento en el que la NASA y Boeing pudieron poner a prueba estos motores, instalados en un módulo de servicio desechable que se separa de la nave y desintegra al entrar a la atmósfera.
La misión de la cápsula Starliner ha sido uno de los proyectos más esperados en la actual carrera espacial, pero también uno de los más complicados. Los problemas con los propulsores del módulo de servicio de la nave han causado preocupación en la NASA. Estos componentes son cruciales para las maniobras de entrada a la Tierra.
Boeing sostuvo que su tecnología es capaz de garantizar el regreso de los astronautas. Pese a ello, la NASA mostró escepticismo. Según Stich, la agencia identificó ciertas limitaciones en el modelo. Estas incertidumbres llevaron a la NASA a considerar que el riesgo para la tripulación era demasiado alto. La dependencia ha encomendado la tarea de regresar a los astronautas a Spacex. La empresa de Elon Musk planea enviar este mes la misión Crew-9 a la EEI para, entre otras cosas, traer a la Tierra a Wilmore y Williams.
La confianza en la Starliner ha disminuido. La percepción se vio agravada cuando se informó sobre sonidos extraños procedentes de la nave. Se ha descartado que las cápsulas de Boeing puedan iniciar sus vuelos regulares a la EEI antes del verano de 2025. “Dedicaremos un par de meses al análisis postvuelo. Hay equipos que están empezando a ver qué haremos para conseguir que el vehículo esté totalmente certificado en el futuro”, indica Stich.
La pausa no solo afecta a Boeing, sino también a la estrategia de la NASA, que se enfrenta a su homóloga china en una competencia para dominar el siguiente avance de la industria aeroespacial. Lo que está en juego no es menor. El Foro Económico Mundial calcula que la economía espacial alcanzará un valor de 1.8 billones de dólares en 2035, lo que representa una tasa promedio de crecimiento anual de 9%. La cifra está por encima de los 630 mil millones registrados en 2023.